Un torero es un asesino en serie

«Toma, Geroma, pastillas de goma, que son pa la tos«; ¡menuda afirmación ésta de Risto Mejide!. Puedo decir que esta frase, eres un asesino en serie, sirve para poner frente a frente a dos formas de ver la vida y también para sacar lo mejor o lo peor de cada uno. Lo que sí creo que hace es dejar todas nuestras contradicciones como ser humano al descubierto. Sé que no es un tema fácil y que genera mucha polémica pero creo que ilustra muy bien el momento que vivimos como sociedad.

Quiero contarte cómo veo yo el tema de los toros, tan conflictivo y polémico que saca lo peor de nosotros como sociedad y quiero ver si puedo hacerte reflexionar.

¿Un torero es un asesino en serie?

puerta gallola

(foto: creative commons flickr de Gaspar Serrano)

Hace unos días, veía cómo un conocido publicista que tiene un programa de entrevistas los Domingos por la noche, le decía a un famoso torero, ya retirado, que era un «asesino en serie» a través de una medio afirmación/ medio pregunta, o por lo menos así me pareció a mí. No se lo decía así, directamente; era fruto de una conversación, donde hablaban del mundo del toro.

El entrevistado le decía al entrevistador que no había nadie que amase más al toro que el torero; el periodista le decía al torero –no me seas cínico-; respondía el torero –no estoy siendo cínico-. Continuaba diciendo el matador que él estaba dispuesto a dar su vida por el toro y a la vez le preguntaba a Risto si él estaba dispuesto a dar su vida por alguien. Después, hablaban del dolor o no dolor que sufre un toro mientras lo torean; si es tortura o no es tortura. El interpelado decía que lo que hace un torero cuando va a la plaza no es matar un toro, sino torear. El torero comentaba que para él, indultar un toro es lo más grande que le puede ocurrir, a lo que el entrevistador le preguntaba -¿por qué no los indultaban a todos?-; el torero le decía que –no todos los toros se merecen el indulto- y Risto replicaba con un –aaah ¿¿no??-.

Es a partir de ese momento, donde el torero le dice al periodista que él ama al toro y que él está dispuesto a dar su vida por el toro; que no le parece bien que le llamen asesino, que asesinos son otros. Ahí, la conversación se vuelve más tensa y el publicista le pregunta: ¿cuántos toros ha matado en su vida?. Después de varias evasivas, el matador responde que por lo menos 3000 y el entrevistador le lanza una afirmación/pregunta y le dice que sí es un asesino en serie; el torero lo niega ya que él lo que hace es crear arte y además expone su vida. Justo después de ese momento, el entrevistado contesta  algo que me hace pensar y reflexionar, dice: «de hecho, a mi padre lo mato un toro, eso es una realidad».

Las redes sociales a veces las carga el diablo

toro cara

(foto creative commons flickr de Juan Pelegrin)

Es en ese momento cuando me quedo con esa frase y la tuiteo. La tuiteo pensando que el significado de la misma es un hecho objetivo, es algo que esta ahí, y se puede constatar. Además, si lo piensas, tuitear la frase tal cual no implica que estés a favor o en contra de los toros. Vuelvo a repetirme, para mí, implica que la muerte de un torero es un hecho objetivo; hay datos que lo confirman; no necesitamos llamar a Iker Jiménez para debatir sobre esto; no es un hecho sobrenatural, es una realidad.

Seguido, Risto Mejide la retuitea y comienza un baile de reutits y favoritos al que no estoy acostumbrado. Además de ese movimiento en twitter, comienza lo que en teoría se entiende por conversación en twitter y empiezo a recibir  muchos comentarios que producen conversaciones absurdas, pues ponen en mi boca palabras que yo no he dicho.

Los comentarios eran variopintos pero voy a destacar uno en concreto que generó un pequeño diálogo, que por momentos alguien quería convertir en discusión: «entonces, si un cazador furtivo mata un elefante, es un héroe? Da la vida por el elefante???«, me escriben; a lo que respondo: «héroe? quien ha hablado de Héroes y me vuelve a contestar – yo…pero lo ha dibujado como que muere por el toro…y al otro que más le da? -«morir haciendo algo repugnante no lo hace más meritorio…repito, un cazador furtivo???» y yo respondo: «yo no hablo ni de héroes, ni de cazadores furtivos» y me replica: «pues muy bien…habla de lo que te apetezca…si no te gusta debatir no es mi problema..»

La conversación siguió un poco más pero como veía por dónde venia, educadamente nos dijimos adiós.

No sé a ti, pero a mí me estaba pareciendo absurdo que tuitear una frase me trajese gente con ganas de ruido y quizá de bronca, para imponer opiniones. A raíz de eso, pensé que era un tema lo suficientemente complejo como para no discutirlo en una red social y creí que se merecía una reflexión más amplia.

La vida está llena de contradicciones que difícilmente resolveremos

toro negro

(foto creative commons flickr de Juan Pelegrin)

Pues en mi opinión y como le contesté a este tuitero, el mundo de los toros me genera enormes contradicciones que todavía no he sabido resolver. Por un lado, entiendo a los toreros y a los ganaderos que torean y crían toros, más que ellos no quiere nadie al toro.

Por otro lado, entiendo a las personas a las que les repugna ver una corrida de toros y presenciar la faena que luego acaba en la muerte del animal.

Si además lo trasladamos fuera de la plaza y generalmente a poblaciones pequeñas del ámbito rural, la cosa se complica aún más.

Por un lado, están las personas a la que les gusta mantener sus tradiciones pues consideran que es de lo poco que les queda hoy día para manifestar su sentido de pertenencia frente al poder de la globalización.

Por otro lado, están las personas que consideran que hacer eso con un toro o cualquier animal es maltrato y no está bien.  Defienden el derecho de un animal a tener una vida digna.

Como te digo, entiendo a las dos partes y no sabría o no podría tomar parte fácilmente por ninguna de las dos. Y parece ser que eso es lo malo hoy en día, no tomar parte por un de los dos bandos cuando estos se vuelven fundamentalistas, pues si lo haces, parece que aceptas como validos sólo los argumentos de una parte.

Pero llega un momento en el que ya no puedes quedarte «mirando» y decides tomar parte, y lo haces, pues consideras que un grupo pierde sus argumentos al realizar una única propuesta que es «prohibir». En el momento en que una parte dice que la solución es prohibir, nos está diciendo que quiere invadir la vida del otro, diciéndole qué tiene y qué no tiene que hacer. Es en ese momento cuando algo que puede ser realizado por un buen fin, se convierte en un acto despótico y totalitario, justo en ese momento en el que los argumentos se esfuman y aparece el «porque yo lo digo», es ahí donde se crea una curiosa paradoja, que lo que estás criticando con todas tus fuerzas es lo que estás haciendo es ese momento.

Atacar al más débil

antitaurino

(foto creative commons flickr de Ekinez Sortu)

Otra cosa que me indigna es que han puesto el foco en el eslabón más débil y así demuestran otra contradicción. No sé si sabes que desde hace años, la organización PETA (Personas por el Trato Ético a los Animales) y PACMA (Partido Animalista) vienen a Pamplona a manifestarse justo un día antes de que comiencen los Sanfermines. Generalmente se suelen desnudar en la plaza del Ayuntamiento y así consiguen su minuto en los medios de comunicación. No deja de ser otra tradición, que con el paso de los años ya esta incluso aceptada y tolerada, recibiendo el respeto que muchas veces ellos no dan. Lo cierto es que los taurinos no obligan a nadie a hacer nada y sin embargo los antitaurinos sí, a prohibirlo.

Quiero decirte que nunca se atreverían a hacerlo en plenos Sanfermines pues saben que todo el mundo que esta allí, aunque no sea taurino respeta la forma de vivir la fiesta, de los locales.

Como no han podido avanzar más en Pamplona, han puesto su foco en pueblos más pequeños donde la gente está más indefensa y esto no deja de ser otra contradicción.

Además de ser contradictorio es injusto, pues qué derecho tienen unas personas que normalmente viven en grandes ciudades a decirle a la gente que vive en el medio rural, cómo tiene que ser su vida. No veo yo a la gente de los pueblos yendo a la ciudad a decirle al urbanita todos los errores que está cometiendo.

Por otro lado, la gente que vive en los pueblos y tiene tradiciones donde el toro sufre o puede sufrir cualquier tipo de maltrato, en primer lugar puede y debe comunicar mejor qué hacen y las razones que les llevan a ello. No es muy gratificante ver muchas imágenes de cómo se trata al toro en este tipo de festejos. Una opción es adaptar sus tradiciones a los tiempos que corren. Yo, que me dedico a difundirlas te diré que las fiestas y las tradiciones sufren cambios, variaciones e incluso desaparecen, muy pocas permanecen inmutables con el paso del tiempo.

En este tema y en el de la caza, me acuerdo mucho de Julio Caro Baroja. Julio fue alguien que se dedicó con mucha constancia a desmontar los mitos comunes que son aceptados por la sociedad y por los propios pensadores. Uno de esos mitos era que la gente de la ciudad era más civilizada que la gente del campo, él se ocupo de demostrar que esto no era así.

Como te digo, es un tema complejo y que sólo tiene una solución, el diálogo por las dos partes.

¿Crees tú que un torero es un asesino? ¿Crees que los toros deberían prohibirse? me gustaría saber tu opinión, sobre todo si la emites de forma educada.

Soy autor y fundador de este blog, actividad que realizo con pasión y dedicación ya que cuando algo te gusta y apasiona no importan las horas que le dediques a ello. Me gusta observar y conocer con la curiosidad de un niño: el origen de una tradición, la pasión de unas fiestas, las particularidades de una costumbre, el simbolismo de un rito.

4 comentarios

  • Andrés Jurado Responder

    No me gusta el toreo. Considero una crueldad innecesaria matar a un toro. Y, por tanto, si yo me pusiese a matar toros, sería un asesino en serie. Ahora bien, no soy vegetariano y puede que por eso otros me considerasen asesino a mi, así no voy a aplicar tanto mis principios a los demás. No considero que el toro sea un asesino porque mate a un torero (aunque tampoco diría esa barbaridad de que me alegre de su muerte. Para nada me alegraría de algo así), sólo se defiende, es un instinto, un reflejo, pero es que para el torero, debido a su educación, también lo es en cierta forma. No me molestan tanto los toreros como los aficionados. El toreo es un un espectáculo sobre la muerte, es más, hace de la muerte un espectáculo, y eso, personalmente me parece una barbaridad, me parece un problema. Pero la solución no es legislativa, prohibirlo es un parche (aunque los parches a veces vienen bien, y si hicieran un referendum sobre ello, yo votaría por la prohibición), la solución es educativa. La solución está en educar a las personas para que entiendan que disfrutar de la muerte es mucho peor que matar (por eso el torero no es quien más me molesta). Y ni siquiera me preocupan tanto los toros, si te soy sincero, me preocupa el ser humano.

    • Alfonso Bermejo Responder

      Hola Andrés, en primer lugar darte las gracias por enriquecer con tu opinión y sólidos argumentos este artículo. Como bien dices es muy difícil poder aplicar los principios de uno mismo a los demás, sin incurrir en contradicciones. Has hecho una reflexión muy interesante introduciendo una X mas en la ecuación, en este caso el aficionado. Has aportado una solución diferente a la prohibición, educar frente a prohibir, tanto para unos como para otros (los que están a favor y los que están en contra) siempre sera mejor que la violencia.
      Por cierto, muy interesante tu blog.
      Saludos,
      Alfonso

  • Daven Responder

    Interesante el artículo!

    Personalmente, yo estoy en contra.
    Como dices, entiendo los argumentos de unos y de otros, tal y como los has enumerado. Creo que no todos tienen el mismo peso, sin embargo.
    Los argumentos:
    – El torero ama más que nadie al toro: ¿Que lo ama muchísimo? Estoy seguro. ¿Basta con eso? No lo creo. Si escuchamos los relatos de los maltratadores de personas, hacen las mismas afirmaciones. Para mí, el amor hay que demostrarlo con los actos además de con las palabras. Por un lado, es cierto que cuidan los toros con mucho mimo hasta el día de la corrida. Pero después, los matan. Y no lo hacen teniendo en cuenta el sufrimiento del toro ni para satisfacer una necesidad.
    – El sufrimiento del toro: Creo que estaremos todos de acuerdo en que el sufrimiento del toro está bien demostrado durante una corrida. Es fundamental desgastar al toro antes de la estocada final, ¿no? Sólo nos queda juzgar si nos parece bien o mal. A mi me parece innecesario.
    – Las tradiciones: Estoy de acuerdo con este punto, creo que es importante para muchas personas mantener esta sensación de identidad y tradición. De la misma forma que los idiomas u otros, creo que forma parte de nuestro patrimonio cultural. Sin embargo, creo que no se puede supeditar a otros aspectos más importantes. Un ejemplo bastante claro y muy extremo: la oblación del clítoris en determinadas culturas. Conservar una tradición porque es una tradición no es un argumento válido en sí mismo.
    – Por último, la prohibición: entiendo que moleste y que la primera reacción sea sublevarse. Como dices, a nadie nos gusta que nos impongan las cosas. Por otro lado, hay que analizar si tiene sentido o no, no nos podemos quedar en un análisis tan superficial. Otros ejemplos de «tradiciones» que han sido prohibidas o superadas son la esclavitud o el tabaco. Después de mucho luchar, hemos decidido que no es bueno para nosotros mismos. Las personas que defienden la prohibición de las corridas han llegado a la misma conclusión. No creo que sea simplemente restringir los derechos de los demás o ningunear a «los de pueblo». Creo que es un intento de hacer valer los «derechos» o la dignidad del toro.

    Yo también le he dado vueltas a este tema bastantes veces y mis conclusiones es la siguiente:

    El sufrimiento innecesario del animal es el factor clave. Si la corrida se efectuase sin hacer sufrir al animal y con una muerte limpia y rápida (o incluso sin muerte), creo que no me molestaría mucho. Por ejemplo, los encierros de San Fermín no me molestan. Me parece «bárbaro», porque si lo sacas de contexto, ponerse a correr delante de un toro porque sí parece un poco tonto. Pero está al mismo nivel que el rodeo americano u otros entretenimientos. Sin el dolor y la muerte del animal, la cosa cambia.
    Una analogía interesante para mí y para poner de relieve lo importante que es la empatía son las luchas de gladiadores. Es muy parecido a una corrida de toros, sólo que con dos personas. Dolor y sufrimiento para disfrute de las masas. Como se trata de personas, ya no lo hacemos hoy en día. Lo hemos sustituido por el boxeo y similares.

    La clave del asunto, para mí, está en la empatía que somos capaces de sentir hacia el toro. Si fuese una persona, estoy seguro de que el toreo estaría ya prohibido. Está claro que un toro no es una persona, pero la empatía hace que esté más o menos cerca para nosotros. Ocurre lo mismo con nuestro perro o gato: emocionalmente ocupan un lugar muy cercano a una persona y nadie permitiría que le hiciesen el equivalente de una corrida de toros a su mascota, por muy buena que haya sido su vida hasta entonces.

    ¿Es tan importante el hecho de desangrar al toro? ¿De matarlo? ¿No sería más valiente el torero si torease a un toro astuto y en plenas condiciones?
    Para terminar dejo un pequeño hilo abierto. Me hago las mismas preguntas con otro tema, la caza, y no he llegado todavía a una conclusión. Cazar por placer (no por comer), ¿hasta qué punto es necesario matar al animal? Un ejemplo es la pesca sin muerte, donde el pescador disfruta exactamente igual… sólo que no se lleva un pez a casa para comer.

    • Alfonso Bermejo Responder

      Hola Daven,

      En primer lugar, darte las gracias por un comentario tan extenso y sobre todo bien argumentado, escrito desde el respeto, está claro que no hace otra cosa más que enriquecer este artículo. Darte las gracias también por decir claramente y sin rodeos lo que piensas.

      En mi opinión el peso de los argumentos es un criterio importante para medir las cosas, pero no es un valor absoluto que sirva o pueda servir para tomar decisiones en todas las ocasiones. Me explico, está claro que el alcohol es peligroso para la salud y que en ocasiones mata. Es un argumento de peso, entonces, ¿qué hacemos prohibimos el alcohol?

      – Asemejarlos con un maltratador de personas no es la mejor comparación en mi opinión. Un maltratador es una persona enferma que necesita asistencia y ayuda. No dudo que pueda existir algún torero o ganadero un poco perdido, pero que todos sean enfermos, te aseguro que no, conozco alguno y la mayoría de ellos son personas con un profundo amor por la naturaleza, los animales y por sus familiares.

      – En cuanto al sufrimiento del toro, creo que negarlo es absurdo, aunque no creo que sea esto lo último que debamos hacer o decidir una vez que como sociedad, en el caso hipotético de que, hayamos acordado no causarle sufrimiento al toro ni tampoco matarlo. El siguiente paso y quizás ese sea el último, es decidir qué queremos hacer con los toros, con su forma de vida actual, para mí esa es la clave. Es muy licito proponer que no se maten toros, pero ¿cuál es el plan para ellos? una vez que hemos decidido que no se les mata en las corridas de toros, ¿tiene la sociedad claro esto?, ¿quién se ocupará de la cría y el mantenimiento del toro como animal bravo? o la solución será llevarlo a un Cabarceno de turno. Por ahí es por donde deberían buscar un camino los antitaurinos si quieren una vida diferente para el toro bravo.

      – en cuanto a la conservación de las tradiciones por el mero hecho de ser tradiciones, mi opinión ya queda clara en el artículo. Es la sociedad en general, pero quienes las viven en particular, los que deciden cuando algo que es tradición deja de serlo o evoluciona de algún modo o simplemente desaparece.

      – sobre la prohibición creo que mi respuesta sobre el sufrimiento sirve para contestar a esto. Antes que prohibir hay que decidir qué hacemos con el toro y sobre todo respetar el derecho a decidir de las personas.

      Sobre tus conclusiones comentarte que la misma reglamentación taurina exige una muerte limpia y rápida en lo que se conoce como la «suerte suprema» que no es más que una técnica que ha de tener el torero para clavar la estocada de la mejor forma posible. Ahí sí que se genera un problema y es que como no reciben sanción clara y dura, muchos toreros debido a su miedo y mala técnica cometen verdaderas barbaridades.
      Tener empatía es muy importante en la vida pero no puedes olvidar que ese sentimiento está condicionado, pues un perro, un gato o un caballo son animales «domesticados» y un toro no. Yo siento empatía hacia el toro, pero no olvido que es un animal salvaje o bravo. También siento empatía por el torero pues yo no me atrevo a hacer lo que él hace y sobre todo soy incapaz de alegrarme si le coge un toro y mucho menos si lo mata. Seguro que si te ves en la selva con un león puedes sentir empatía hacia él, pero no lo querrás tener sentado a tus pies. Además, olvidamos que en los animales domesticados también se ve la mano del hombre para lo bueno y para lo malo.

      Por cierto, no soy taurino y entiendo que es un mundo que de alguna forma u otra debe evolucionar y encontrar respuestas a las cuestiones que se le plantean actualmente.

      En cuanto a tus preguntas sobre la caza, yo también me las hago y curiosamente lo plantearé en otro artículo.

      Un Abrazo,
      Alfonso

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