El rito de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra en una sociedad líquida
«La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante» – Zygmunt Bauman, Vida Líquida.
¡Ale! así de entrada y con ese título …¿a dónde quiere llegar este tío?, ¿qué me quiere decir?, ¿qué hace relacionando una tradición muy antigua de carácter medieval, que casi ha permanecido inalterable, con un concepto que casi ni conozco ni he escuchado?.
Pues sí, de eso va a tratar el artículo de hoy: de darte mi visión sobre una tradición que te puede parecer arcaica e incluso salvaje, en una sociedad donde todo es líquido, es decir mutable, efímero e impredecible.
Te advierto de que estas líneas no son un ensayo filosófico, tampoco un artículo de investigación, sólo es una reflexión personal en la cual puedes participar si te apetece a través de los comentarios. Si quieres saber datos concretos sobre el Rito de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra, puedes leer este artículo.
Sociedad Liquida: incierta, fluida y con valores cambiantes
Según Zygmunt Bauman, el concepto de Modernidad líquida hace referencia a que el único valor, como referente de comparación general de un grupo, es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. Por decirlo de una forma sencilla y con una frase: «Yo soy aquí y ahora». Mis valores, creencias, las relaciones, el amor, el trabajo, todo es volátil y transitorio.
No hay plan de futuro, no existen las certidumbres, la sociedad cambia y se vuelve incierta.
Si lo piensas bien, ahora mismo ésta es la situación que vivimos la mayoría de las personas, sobre todo las que viven en grandes núcleos urbanos, no tanto las que viven en entornos rurales.
(Zygmunt Bauman – foto: Forumlitfest)
Momentos de Cambio
Desde el punto de vista social, estamos pasando por un proceso en el cual, para integrarnos en esta sociedad tan global y ligera, debemos volvernos líquidos.
No entro a valorar si esto es bueno, malo o regular, sólo te digo que es la situación que nos toca vivir en estos años y en el futuro. Seguramente sean nuestros hijos o nietos, ya acostumbrados a esta nueva realidad, los que descubran si este nuevo entorno al que debemos adaptarnos, es o será mejor (o peor) que lo que hemos vivido durante un par de milenios.
Sociedad Sólida: de carácter tradicional, rural, consistente y con valores permanentes
En cambio, venimos de una sociedad que a lo largo de los siglos se ha mantenido sólida, con certidumbres claras y valores concretos que nos han permitido, en la mayoría de los casos, planificar nuestras vidas.
Un rasgo clave durante todos estos siglos, ha sido el poder tener un claro sentido de pertenencia que nos ha dotado de una identidad clara; haber vivido durante mucho tiempo teniendo clara nuestra ruta, desde el nacimiento hasta la muerte.
Mientras hemos pertenecido a una Sociedad Sólida, nuestros objetivos permanecían inalterables, al igual que nuestros valores, heredados de una sociedad rural y tradicional donde los cambios no eran bien vistos o tardaban en aceptarse.
Nuestros abuelos, a pesar de los problemas, se unían de por vida, aceptando ese contrato que es el matrimonio como algo que les unía para siempre. Hoy día es todo lo contrario, pues hasta el amor se ha vuelto líquido.
El saber se acumulaba dentro del seno de la familia o de la escuela, y se trasmitía de forma oral o a través de documentos. Hoy día, dicho saber está en la red; no hace falta que nadie lo trasmita, lo podrás utilizar cuando lo necesites.
Pocos Cambios
Durante miles de años, la experiencia ha sido la principal base y fuente de conocimiento. El mundo se ha considerado inmutable y perfecto. Hemos tenido una forma de pensar uniforme y una escala de valores comunes. Las innovaciones y los cambios generaban desconfianza.
La fe y la magia servían para explicar las cosas que no entendíamos y el mal era un castigo divino que no entendíamos.
Los ritos, a lo largo de los años y de los siglos, han tenido un signo religioso, simbólico y de integración del individuo en el orden establecido. Siempre hemos realizado ritos en momentos importantes de la vida, que han tenido un marcado carácter de adoctrinamiento y que han jugado una función de regeneración. Es una forma simbólica de comunicar sin palabras.
Si en una sociedad líquida nos cuesta cada vez más mantener unos valores comunes ¿podrán los ritos antiguos permanecer inalterables?
Rito de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra
Toda estas reflexiones que aquí he plasmado, vienen de un pensamiento que recorre mi cabeza, ¿puede un rito como el de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra seguir manteniéndose inalterable en el tiempo?
Te contaré que los Picaos es un rito medieval de carácter penitente, que va unido a la Cofradía de la Vera Cruz.
Cofradía de la Vera Cruz
La Cofradía de la Vera Cruz es la más antigua de cuantas existen en España para conmemorar la Pasión del Señor. La práctica de la penitencia como identificación con Cristo servía para purgar los pecados propios y los del resto de la sociedad.
Este rito consiste en que un penitente o disciplinante se auto flagela la espalda rítmicamente, con una madeja. Dicho penitente lo hace de forma voluntaria y como acto de fe.
A la Cofradía de la Vera Cruz está unido el origen de este rito, que estuvo ampliamente extendida durante la Edad Media, en muchas zonas de La Rioja y de España. Hoy día, la de San Vicente de la Sonsierra es la única que todavía mantiene vivo el rito de los disciplinantes.
El primer documento escrito que hace referencia a la Cofradía, es un decreto que data del año 1524. Existe otro documento escrito del año 1551 que recoge las reglas o estatutos de la Vera Cruz.
Picaos de San Vicente de la Sonsierra
Hay que cumplir una serie de requisitos para ser uno de los disciplinantes o Picaos de San Vicente de la Sonsierra. Entre ellos; ser varón, mayor de edad y aportar un certificado de su párroco que acredite su buena fe y su sentido cristiano.
Si cumple estos requisitos, deberá acudir a la sede de la Cofradía de la Vera Cruz y una vez allí, se le proporcionará un acompañante (hermano de la cofradía) el cual se convertirá en su guía, guarda y consejero durante el tiempo que dura su penitencia.
Una vez aceptado el disciplinante, acude a la Hora Santa o a la Procesión para arrodillarse ante el paso al que le ha realizado la ofrenda.
Después, reza una oración y acto seguido se pone de pie para que su guía le retire la capa de los hombros. Es en ese instante cuando el Picao puede comenzar a golpearse con la madeja.
El disciplinante está unos 20 minutos flagelándose (se dan alrededor de 1000 golpes) para que a continuación, la persona que le acompaña y el práctico, decidan cuándo es el momento de pincharle.
Es en ese momento cuando el rito toma el nombre de Picaos, ya que el práctico le pica con una bola de cera virgen que lleva incrustados 6 cristales, con el fin de prevenir problemas posteriores.
Un rito medieval en una sociedad liquida
Seguro que después de leer en qué consiste el Rito de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra, has pensado que es un tipo de práctica que con sólo el paso del tiempo y la llegada de la sociedad moderna debería haberse extinguido. Es lo más lógico: pensar que algo que en su día tuvo su sentido hoy ya no debería existir, por anacrónico y porque la sociedad es mucho más laica de lo que lo era antes. Estás en lo cierto; pero también te diré que precisamente en una sociedad líquida donde los valores mutan y muchas veces desaparecen, las tradiciones que nos unen a nuestros ancestros nos dan la posibilidad de no abandonar del todo esa sociedad a la que un día estuvimos unidos.
Es ahí donde todavía se puede mantener el sentido de pertenencia a un grupo; para los habitantes de San Vicente de la Sonsierra, esto es algo que está muy claro a pesar de lo que puedan pensar las personas que son ajenas a la rutina diaria de un pueblo como éste.
Es en las zonas rurales donde más cuesta abandonar esa sociedad sólida que un día fuimos y entregarse a esa vida líquida que ya está viviendo quien vive en una ciudad.
Por todo eso y aunque no te pueda gustar, pienso que debemos ser muy respetuosos con las tradiciones y manifestaciones de la gente que todavía vive una vida sustentada en valores, que para la mayoría de nosotros han desaparecido.
Vía| Observaciones Filosoficas
Más información| Gaceta de Antropología
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